Eduardo Villalobos (1973) es un escritor nacional que a través de imágenes, metáforas y el buen manejo del lenguaje traslada a sus lectores las emociones propias de la juventud, como la desesperanza, la pérdida de fe y el amor. Esto lo refleja en sus tres libros: El ojo en la vela (1998), Lunas sucias (2005) y Los demás (2013). También ha publicado narrativa breve y ensayos, en revistas.
Villalobos empezó a escribir “desde muy patojo” y su primer acercamiento al mundo literario lo tuvo cuando asistió a los talleres impartidos por el recién fallecido escritor Marco Antonio el Bolo Flores, a mediados de la década de 1990, en el Paraninfo Universitario.
La vida lo ha llevado a trabajar como corrector en la editorial Óscar de León Palacios, jefe de Redacción de la revista cultural La Ermita y, en la actualidad, editor en Santillana.
¿De qué trata su primer libro?
Es un recorrido por hechos importantes que marcaron mi juventud, y lo que intenté fue poner en blanco y negro esas emociones que todos experimentamos, como el amor, la desesperanza y la pérdida de la fe. Es un libro donde hablo mucho de lo que hasta entonces había vivido. Es intimista.
¿Y los siguientes?
Lunas sucias es la búsqueda de un lenguaje con aliento más largo en los textos que tenía que ver con los mismos temas, pero vistos desde una perspectiva distinta y con un lenguaje diferente, lógicamente había vivido más y me habían pasado más cosas. Este año publiqué Los demás, que muy en el fondo también habla de mí.
¿Es un espejo?
Exacto. Eso es. Claro que lo descubrí hasta cuando tuve varios textos y me pregunté: ¿por qué me interesaron o por qué estoy contando esto? Todo se da a nivel del inconsciente y es porque, de alguna manera, uno se está viendo, por eso lo que intento es funcionar como un espejo.
¿Dónde fluye más su conciencia, en la narrativa o en la poesía?
Es un poco extraño porque hay personas que han escrito sobre Los demás y han dicho que este libro tiene mucha prosa y que además son poemas narrativos; es decir que no son del tipo clásico, pues cuentan una historia. Creo que no es que no quiera contar historias, sino que más bien lo he hecho, pero a partir de un lenguaje poético, y eso es lo que fluye.
¿Tiene influencia de algún poeta o escuela?
Todos tenemos padres. El que diga que no, es un farsante. Lo que pasa es que algunas veces cuesta encontrar esas influencias, debido a que uno puede decir que le gusta cómo escribe tal poeta, pero en la obra no se concreta, sino que se ve la influencia de otro que quizá no entusiasma tanto, pero que en el inconsciente queda su tono, su estructura, su manera de hacer las cosas, y es el que está influyendo. En mi caso, venero a César Vallejo, Fernando Pessoa, Cesare Pavese, Ana Ajmatova, Leopoldo Panero, Vicente Huidobro y, entre los guatemaltecos, admiro a Roberto Obregón, el Bolo Flores y Luis Cardoza, pero no sé qué tanto han influido en mí, porque eso es inconsciente.
¿Cuesta más vender poesía?
Es una percepción generalizada y se maneja mucho en el mercado editorial, y de alguna manera es una realidad porque se vende más la narrativa. A la gente le cuesta menos entender este lenguaje, y eso se lo debemos, en buena parte, a la manera de cómo nos enseñan la poesía en el sistema educativo.
Y para usted, ¿qué es la poesía?
Es un lenguaje en completa libertad, donde las palabras ya no significan exactamente lo mismo, porque conforman metáforas, imágenes y adquieren nuevos significados. Lo importante en la poesía no es entenderla, sino sentirla. En cambio la narrativa, que generalmente es lineal, casi superficial, emplea un lenguaje más accesible para la gente. Entonces es obvio que se va a vender más. Las grandes editoriales en español como Hiperión y Visor siempre tienen ediciones mínimas muy bien cuidadas, pero que no se van a vender lo mismo que una novela de Planeta.
¿Entonces la poesía es elitista?
Yo no lo creo. A mí me han pasado cosas maravillosas a partir de la poesía y no ha sido con gente intelectual o académica, sino con las personas más normales y sencillas del mundo. Uno de los problemas es que es un producto cultural ligado al mundo del libro y existe la barrera económica del precio del libro, cuando —el guatemalteco— lo que busca es sobrevivir.
¿Es muy intimista?
Creo que sí porque de alguna manera el lenguaje poético es siempre escrito desde el inconsciente, desde el mundo de las emociones más profundas. En cambio en la narrativa se puede disponer de un discurso que esté más en la superficie, aunque existen extraordinarios ejemplos de narrativa que también son intimistas. Se puede escribir una historia sin que el autor se desnude, que solamente se desdoble en personajes, pero la voz del poeta es siempre una sola y es la de él mismo.
¿La poesía es una catarsis?
La catarsis es el simple desahogo de las emociones y no produce poesía, como sucede en los desahogos en Facebook. La poesía es llevar ese desahogo al plano de un lenguaje que usa el mundo, pero lo utilizas de una manera novedosa, única.
Fuente: http://www.prensalibre.com/revista_d/SIENTE_0_971903005.html